
Se cuenta de Sileno, el semidiós que ejerce como patrón de la tragedia, y subalterno de Dionisio, dios de la tragedia, que cuando Midas le preguntó “qué era lo mejor para el hombre”, Sileno le contestó: “lo mejor para el hombre sería no haber nacido”. Ante la estupefacción de Midas, Sileno añadió: “pero no te preocupes, ya que has nacido, lo mejor para ti sería morirte cuanto antes”. Esto no puede entenderse sino es como un chiste que sugiere el “absurdo de la existencia”, que es el gran leitmotiv de toda la tragedia griega.
Faltaban todavía 25 siglos para que Valle-Inclán presentara de nuevo esa mixtura en su creación genial del esperpento. La mezcla de los géneros estuvo ahí siempre, mostrando que las líneas divisorias son una creación convencional, un código, para que el público acomode su actitud ante el espectáculo. Iconos o la exploración del destino es un monólogo de humor que reflexiona sobre el destino en la tragedia griega.
Desfilan por este espectáculo las grandes figuras icónicas de Medea, Edipo, Antigona y finalmente Hécuba. La exploración del destino viene de la mano de una exposición comparada de esta fuerza determinante (el destino) en la vida de los héroes trágicos y así mismo en los relatos de la mitología hindú, donde el concepto de karma incluye en el dinamismo del destino, el concepto de libertad.
Dirección e interpretación: Rafael Álvarez
Ayte. de dirección: Oscar Adiego
Música original: Javier Alejano
Escenografía: Equipo Escenográfico PEB
Iluminación: Miguel Ángel Camacho
Vestuario: Georgina Moustellier
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